lunes, 12 de marzo de 2018

Alegría de desencarnar (primera parte)




La desencarnación es el acto que lleva a cabo el espíritu cuando se desprende de su cuerpo cada vez que finaliza su misión en una existencia.

Todas las manifestaciones que se producen en el Universo tienen su origen en la vida que genera el Ser creador y que ejecutan los espíritus, sus hijos.

La desencarnación es un acto de vida que tiene que enfrentarse con la misma alegría con que se recibe el nacimiento o encarnación en una nueva existencia.

La alegría que experimenta el espíritu cuando deja su materia, al lograr una integración más completa con la Creación, es un motivo más que suficiente para hacer de este acto un acontecimiento de amor y progreso.

Todo en el Universo tiene vida, nada está desprovista de ella, por lo que la desencarnación es otra forma de demostración de la vida.

Llegará el día en que el nacimiento como la finalización de una existencia, tendrán similar valor espiritual para los seres humanos y entonces, el tránsito del espíritu encarnado a desencarnado será un acto de felicidad, paz y armonía, como lo es el nacimiento o alumbramiento de un nuevo ser.

Al dejar el cuerpo físico también se produce un “alumbramiento”, ya que el espíritu comienza a ver con mayor claridad y honestidad sus propias obras, sin tantas falsedades con las que, a veces, trató de justificar sus actos mientras estuvo encarnado.


¡Es un reencuentro con la verdad de uno mismo!

Este “alumbramiento” levanta el “telón” que descubre la simulación o representación artística que el espíritu pudo haber puesto en escena, representando el papel que se impuso al mimetizarse con su propio ego.

En ese momento se acallan los aplausos interesados que podrían haberse cosechado, traídos de la mano de algún éxito efímero y temporal.

En este acto, a su vez, se levanta el otro “telón” que reconecta al espíritu a la vida eterna y continuada en el “gran escenario” del Universo.

Todo parece adquirir otra dimensión espiritual, cuando en realidad, la verdad universal siempre ha sido la misma sólo que el espíritu opacado por su materia no la pudo o no la quiso ver.

La expansión de la conciencia individual nos permite descubrir que podemos hacer efectiva nuestra conexión consciente con el alma universal. En ese momento de iluminación comprenderemos que todas nuestras existencias deben transitar en paz y alegría en la UNIVERSIDAD DE LA VIDA, porque ese es el objetivo que perseguimos dentro de la Creación.


¡Viva el eterno proceso de nacer, reflexionar sobre lo vivenciado y renacer!



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