La concepción
filosófica a la que adhiero por conocimiento y sentimiento, me induce a pensar
que toda manifestación de vida que nos muestra el universo nace potencialmente
de un centro vibratorio que solo concibe la existencia del amor y la ignorancia.
La tarea consiste en traer a la vida
material de cada día lo que he aprendido de la considerada vida espiritual. “Con los pies en la tierra y la cabeza en
el cielo.”
Cuando la maravillosa vida que he llevado en
esta existencia ha tenido la virtud de vapulearme profundamente en algunos
momentos; siempre ha sido para despertarme de la falta de voluntad, proceder
irreflexivo u otra forma errónea de comportamiento.
Con ese estremecimiento interior me he visto
obligado a remitirme a mis raíces, al origen de lo que viví como el ejemplo de
mis padres y maestros de la vida, que transitaron por mi cotidianidad dejando
siempre una reflexión útil para rescatar.
Ahora comprendo que fueron un “reflejo”,
un espejo que me “mostraba” como me estaba conduciendo en mi vida.
Ya comenté en otros escritos por lo que
felizmente tuve que pasar en algunas de mis vivencias que me despertaron estas
nuevas e inéditas emociones que me predispongo a comentar.
He adherido a la concepción del universo que sostiene que:
Ø Aparecemos
en el escenario del universo con dos ideas “fuerza”. Una que me señala que
conviven conmigo el amor (que es
fuente de mi sabiduría) y la otra que me recuerda mi ignorancia (por ser un novato que desconoce cómo se vive en la universidad de la vida);
Ø No
existe la muerte entendida como
extinción definitiva de la vida. En mí predomina el concepto de que “nada se
pierde, todo se transforma”.
Ø No
existe el bien ni el mal en sí mismos, más que como efecto o
consecuencia de la falta de amor y
dado nuestra ignorancia.
Ø No
existe la enfermedad. Ese malestar
lo crea el medio ambiente, el mercantilismo de médicos, farmacéuticos,
laboratoristas y los desencuentros
con nuestra alma.
Ya he manifestado que el Cáncer, es un malestar que la sabiduría
de mi cuerpo manifestó como un mensaje de alerta para que corrigiera el rumbo
del camino que estaba recorriendo. Gracias a la asistencia espiritual recibida
y a la detección de la causa que lo
originó, hoy siento que he mejorado e incidido sobre la curación del malestar que me aquejaba.
También corroboré que el cuerpo actúa como subconciencia de la
conciencia.
Las razones
y sentimientos que me impulsan a Amar
a mi cáncer las expongo seguidamente:
Ø “El
amor mueve montaña” y, a su vez, es una de las dos ideas fuerza que rigen la vida en el universo. “El amor puede más que el
odio, el resentimiento o cualquier otra manifestación agresiva”; la existencia
en mi alma de alguno de estos sentimientos indican una ¡falta de amor!
¨ Los
profetas nos enseñaron “Amad a vuestros
enemigos”.
¨ La
ley de atracción o afinidad opera desde el momento en que
formé mi alma y mi cuerpo.
En ese acto “fundacional” del inicio de mi aprendizaje en el mundo de la
materia, constaté que éste pudo producirse porque los átomos y células componentes
de ambas entidades sintieron que el grado de magnetismo que generé, despertó en
ellos el grado de amor eficiente que
los hizo sentir afines con el sentimiento que emanaba de mi convocatoria.
¨ Las células que supuestamente se rebelan en los malestares que siente el cuerpo y lo hacen disparar la alarma de
advertencia al espíritu, sienten que el amor que lo convocó originariamente, ha
dejado de ser suministrado. Por lo tanto, esas células reclaman el amor que ya no reciben;
La enseñanza
o experiencia que me dejó esa vivencia me permite comentar que:
Agradezco
haberle dado la bienvenida al malestar que me despertó con su doloroso ajetreo a una realidad interior que tenía
adormecido y por lo tanto, no era reconocida por mi personalidad.
Mi conciencia comenzó a trabajar “activamente” en reeducar mi ego y en tanto lo voy logrando, detecto
que aumenta mi inclinación hacia la creatividad
espiritual.
En
medicina predomina el concepto de que las células que se enferman, se rebelan
contra el organismo por eso hay que atacarlas
para que no sigan destruyendo a las células sanas.
Sin
dudas que hay que evitar que el
proceso de malestar avance, pero
concomitantemente hay que tomar conciencia
que esas células son tan buenas como
las otras que aparecen como sanas,
porque no hay células buenas y
células malas.
Lo
que aconteció fue que el amor con el que debía alimentar e irrigar todas las células de mi organismo no
fue suficiente para esparcirse en las “parcelas” de mi garganta y esa falta de amor
permitió la creación de una zona árida
y apta para que proliferara el malestar
que la invadió.
Si
hubiese considerado el cáncer como
un enemigo, siendo que soy el
responsable de su aparición, me olvido que una idea fuerza del universo es amar
a todo lo que existe, aún aquellos que me desagradan.
Al
respecto, Anthony de Mello nos recuerda que la vida en este mundo es un ESPEJO,
si no te gusta lo que recibes fíjate
bien lo que emites.
El Kybalion nos enseña que: Como es Arriba es Abajo, Como
es Adentro es Afuera.
Por lo tanto, si he creado las condiciones para que ese
malestar se corporice en mi organismo, soy responsable de eliminar la causa que lo generó. Si odio o maltrato
al cáncer considerándolo mi enemigo, también puedo hacer extensivo
ese sentimiento hacia otros malestares, circunstancias o personas no queridas, con lo que mi capacidad de
amar se verá seriamente obstaculizada para manifestarse.
Una actitud negativa o agresiva no
permitirá que el amor se despierte en mí;
por lo que no podré prodigarlo ni compartirlo con mis semejantes lo que me encerraría
en un círculo vicioso que se constituiría en un serio obstáculo para cumplir
con amor mi misión.
conclusión
Solo el amor educa, sana y conduce hacia la vibración de nuestro mundo interior.
La salud que instalemos en nuestro interior es la más eficaz protección energética que nos defiende
contra todos los malestares.
La mejor dieta que nos mantiene sanos es la de hacer ayuno permanente de pensamientos negativos y acciones ofensivas.-
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