Dentro
del tema sobre “La Educación y la
Pedagogía”, emerge otro que constituye una paradoja ancestral. Esta consiste en precisar qué formación tienen los formadores dedicados a la educación.
El
título utilizado en esta presentación pretende anticipar, en apretada síntesis,
la conclusión a la que se llega al final del presente desarrollo.
¿Puede
impartirse educación sobre aquello que se desconoce?
Cuando
se habla de educación, pedagogía y cultura se suele hacer una asociación casi inmediata con las ideas
de instrucción, información, contenidos y bibliografía.
No
obstante, por causalidad, el sentido que el uso y costumbres le
atribuye a las palabras - o a la interpretación literal de las mismas de
acuerdo a su origen - hace que los
conceptos que se desarrollan en este tema posibiliten el acceso a un estadio
más trascendente que el que sugiere
el fenómeno educativo formal.
La
Pedagogía de la pregunta permite detectar la existencia de un mensaje subyacente en todos los conceptos que
se utilizan en educación, lo cual induce a buscar el origen universal de los
mismos.
En
este sentido el concepto de educación se
refiere a una actividad humana que propicia la evolución natural de las
personas hacia el conocimiento de si
mismas.
El
estudio de lo que se entiende por educación
nos lleva de la mano hacia el concepto de cultura
entendida como la acción de
cultivar, mejorar y preparar la vida
interior que es el ámbito esencial donde se integran conscientemente la
materia y el alma con su espíritu.
Educar es conducir, llevar hacia fuera las potencialidades que
trae el espíritu en su alma para que las personas aprendan a pensar con su
propia cabeza y a caminar sobre sus propios pies.
En
forma complementaria la cultura viene
a potenciar aquellos objetivos que persigue la educación, en tanto cada individuo se dedica a redescubrir sus fortalezas y debilidades dándose cuenta
cuando su arrogancia intelectual le
está ocasionando una ignorancia
paralizante.
La
conjunción simbiótica entre la educación
comunitaria y la cultura, como
cultivo interior, aportan la argamasa que puede hacer del ser humano un ejemplo
viviente de integración con la unidad universal, dentro de la cual, todos los
seres son condiscípulos y progresan cuando comparten el aprendizaje.
Al
decir de Noemí Paymal
El propósito de una nueva Pedagogía que convoque a lo mejor de la cultura humana -representada en los recientes avances de la ciencia y el aporte de las culturas milenarias- permitirán “liberar el potencial humano; educar
para una cultura del compartir e integrar todas las vertientes de nuestra
inteligencia en una inteligencia adaptativa que nos permita a todos desarrollar
lo que vinimos a dar de nuestra vida”.
Con
la aplicación de la mayéutica socrática
se pueden desarrollar algunos de los interrogantes que surgen de la paradoja
que sugiere la “Educación sobre lo que
se desconoce”: Algunos de esos interrogantes son:
¿Cómo
puede un educador - que no se ha planteado el objetivo de conocerse a si mismo- enseñar a los educandos cómo hacerlo mediante
la educación cuando él aún no ha
incorporado y practicado ese aprendizaje?;
El
educador, ¿ha podido descubrir que existe una relación indisoluble entre él y
los educandos?;
Los
sujetos de la educación -educandos y educadores- ¿han descubierto que todos los
seres humanos son condiscípulos en
la Universidad de la Vida?;
¿Se
ha conseguido construir una relación consciente entre educación, pedagogía y cultura?
Las
respuestas a estos interrogantes permitirán aportar múltiples conclusiones, una de las cuales podría
ser la siguiente:
Es
necesario educar a los potenciales educadores
para que desarrollen facultades más acordes a las misiones espirituales que
traen las nuevas generaciones de educandos.
El
educador primero tiene que educarse
en todo lo que reconoce es un déficit en su
formación, de lo contrario estará
invalidado para promover y acompañar el aprendizaje del educando en lo que aún
es carencia en su formación.
La consigna es: ¡Edúcate Educador!
Despierta tu espíritu de investigador,
el que te conducirá por el camino de la vida descubriendo aquellas verdades
relativas que te permitan sentirte conforme con tus progresos en el mundo del
conocimiento.
La felicidad es un estado del alma que alcanzas cuando logras liberarte de
las ataduras que creaste al aferrarte a verdades
relativas que defendiste como si fuesen absolutas. La felicidad te la brindará la libertad interior de no
sentirte atado a ninguna idea que consideres absoluta. La felicidad está en la búsqueda permanente, no en el encuentro de un objetivo que puedas
considerar como final.
Agrega
al respecto Jorge Carvajal Posada:
“¿Y
si la Pedagogía, más que un cúmulo de teorías y técnicas, fuera una estrategia
humana para re-encantar la vida?;
“¿Y
si pudiéramos aprender enseñando, aprender aprendiendo y así ser, siendo únicos, lo que somos, como somos, para
experimentar la plenitud de ayudarnos? ¿De completarnos?;
“¿Y
si aprendiéramos desde la humildad y la inocencia del saber que no sabemos, para sabernos inmersos
por fin en un conocimiento que involucre de lleno el amor?;
“¿Y
si se unieran la cabeza y el corazón en un proyecto de vivir, en el
que la comprensión nos lleve a un nuevo tipo de relación con la naturaleza “en” nosotros?”-
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